De Leticia a Puerto Nariño
La guinda del pastel en un viaje así, es sin duda viajar al Amazonas en Colombia. No es como viajar a otro país, realmente es como viajar a otro mundo.
Aterricé en el aeropuerto de Leticia sobre las 11:00h y me recogían en el malecón a las 13:00h para ir a Puerto Nariño, por lo que no tenía mucha prisa. Al aterrizar, me pasaron una de las peores cosas que puedes vivir estando en Colombia con la policía. Piensa mal y acertarás.
Esa experiencia y otras muchas más que sé que estás esperando leer, las publicaré en un ebook próximamente. No las pongo en el post por la extensión y la delicadeza natural de algunos temas pero te aseguro que voy a contar con pelos y señales cosas sobre Colombia que casi nadie se atreve a publicar en un blog.
En Leticia no hay servicio de Uber así que tuve que coger un taxi.
Por fin consigo llegar al malecón y me encuentro con una pareja de españoles que hacían el mismo recorrido que yo y esperaban para coger el barco también. La lancha rápida de Leticia a Puerto Nariño tarda 2 horas en recorrer los 70km que separa a ambas ciudades. Una vez llegamos, nos reunimos con el resto de grupo, en total 7 personas y comenzamos nuestra aventura dando un paseo y conociendo el pueblo.
Puerto Nariño
Puerto Nariño es el pueblo principal del Amazonas colombiano junto a la capital, Leticia, pero nada tiene de parecido con ésta. Leticia es más ciudad pero ciudad del Amazonas, con mucha vida callejera, muchas motos y mucho bullicio en general. De hecho, es la capital de la Amazonía (una de las 6 regiones de Colombia).
Puerto Nariño es un pueblo que más podría parecer un parque donde la belleza natural es asombrosa. Las calles son tal cuál como si pasearas por un parque donde todo es verde alrededor y las casas de madera acompañan al decorado salvaje. Si no quieres coger un tour de varios días como este Tour en 4 días o este otro en 5 días, es un lugar perfecto para asentarse y realizar distintas excursiones desde allí.
Una de las mejores vistas está en el mirador. No es muy alto y es muy rústico pero no es necesario más para ver el pueblo entero con el río Amazonas de fondo.
Aquí los vehículos a motor están prohibidos y solamente existen dos eléctricos: la ambulancia y el servicio de basura. Desde 2013, tienen una planta tratadora de agua y es accesible a todo el mundo (como una fuente). Está situada en el centro del pueblo aunque, si no estás acostumbrado a beber y comer cosas raras, mejor comprar agua embotellada en una tienda. Aunque ponga “agua tratada”, no viene del mismo sitio y a ninguno nos pasó nada bebiendo la embotellada.
Expedición nocturna
Al anochecer, nos dirigimos a hacer una expedición nocturna por la selva. Es absolutamente inimaginable todo lo que puedes ver y sentir en apenas 2 horas acompañado del impresionante sonido de la selva por la noche. No sólo podrás ver arañas e insectos sino que con suerte verás cómo caza la fauna de la noche con la ayuda del guía experto que sabe prácticamente todo sobre el entorno que nos rodea.
Aunque para entrar a la selva te darán siempre unas botas de agua (y no exactamente por el agua jeje), yo personalmente llevaba este pantalón de trekking antimosquitos de Decathlon. Vi alguno que otro con el móvil en la mano porque por la noche, aunque haya luna llena, no verás nada en la selva por el follaje de la propia flora. Allí te pueden alquilar una linterna frontal para la cabeza pero te va a costar casi lo mismo que comprarla. Yo llevaba esta linterna.
Si te va mucho mucho la aventura, puedes dormir en mitad de la selva amazónica.
Puedes contratar un guía y una de las noches, abrir camino con el machete para buscar una zona donde montar un pequeño campamento y dormir en una hamaca con mosquitera.
Esa era la experiencia que yo quería hacer desde el principio pero, por motivos ajenos a mí, tuve que cambiar esa noche. Aun así no me arrepiento. Una vez que estás allí metido te piensas bastante si será lo más seguro dormir en mitad de la selva teniendo en cuenta que ya habíamos visto tarántulas de todo tipo, escorpiones, sapos de 1kg… Y por supuesto, también te puedes encontrar al jaguar.
Isla Cacao – Perú
Al día siguiente, nos dirigimos hacia Perú. Solamente hay que cruzar el río para pisar tierra peruana. Durante el recorrido en bote se puede disfrutar de los delfines rosados saliendo del agua. No saltan muchísimo pero tuvimos suerte y pudimos ver bastantes (otro show de la naturaleza).
En Perú nos esperaba un guía local con el que realmente flipé. Cruzamos a Perú para realizar otra expedición por la selva pero esta vez durante el día y muy diferente a la de la noche anterior.
Expedición en Perú
En esta caminata podrás colgarte de enormes lianas (el guía también lo hacía), ver árboles de 500 años de antigüedad (y escalarlos para entrar dentro y ver murciélagos) y, con suerte, podrás ver osos perezosos. Nosotros los vimos pero estaban dormidos así que solo se veía una bola de pelo con unas garras que abrazaban el árbol en su parte más alta. Se podría decir que es una ruta más light. No es lo mismo la selva por el día que por la noche pero aun así es una experiencia increíble también.
Después de ver los osos perezosos y comer con una de las comunidades que viven a orillas del río, sobre las 17:00h, cogimos pequeños botes que nos llevaron hasta el Lago Tarapoto donde vive otra comunidad. Es un rincón admirable en todos sus sentidos.
Lago Tarapoto
El trayecto en bote por el río Amazonas desde isla Cacao (Perú) hasta lago Tarapoto (Colombia) ha sido el atardecer más bonito que he experimentado en mi vida. Una muestra está en la imagen de portada.
Una vez que se deja el río Amazonas y se coge el río Tarapoto, el paisaje cambia por momentos y las aguas se tranquilizan tanto que parecen un espejo que solo la estela del bote rompe.
Ya de noche y antes de llegar a la comunidad, el guía pescador nos llevó en busca de caimanes y por supuesto los encontramos. No son caimanes grandes, son pequeños pero con la suficiente fuerza como para arrancarte un dedo yo creo. Era impresionante ver cómo encallaba el bote y se bajaba sigilosamente hasta que metía la mano con fuerza en el agua y sacaba un caimán. Ver a la gente de estas tierras en el día a día es espectacular.
En las comunidades de toda la Amazonía la comida por excelencia es el pescado. Por norma general vas a desayunar pescado, almorzar pescado y cenar pescado. El plato será algo como arroz, arepa o patacón, pescado y ensalada. Después de cenar en una cabaña de la comunidad, era la hora de dormir.
Yo pensaba que dormiríamos allí, con la gente, pero no. Nos montaron en el bote, nos llevaron a unos 5-10 minutos por el río y el capitán del bote se fue. Llegamos a una cabaña súper grande justo al lado del lago. Era todo genial hasta que descubrimos que estábamos totalmente solos. Aquí no hay internet, no hay gente y no hay prácticamente nada. Sólo una cabaña de madera con camas y mosquiteras, sin puertas prácticamente y con el ruido de la selva por la noche que es estremecedor. Por suerte, nos dejaron un machete 😀
Pesca de pirañas
Por la mañana temprano, a las 6:00h, vienen a buscarte y es la hora de pescar pirañas. No son muy grandes pero imponen. Si no quieres realizar la actividad de pesca puedes quedarte durmiendo en la cabaña del lago y después de pescar (antes de desayunar) pasarán a buscarte.
El desayuno, como no podía ser de otra manera, será la pesca conseguida. Tengo que decir que la piraña recién pescada y recién cocinada a la plancha está buenísima. Además de la pesca, en la comunidad te darán café, fruta y arepa o patacón. ¡Que no falte la arepa y el patacón!
Dejamos el lago Tarapoto para ir de nuevo a Puerto Nariño. Nuestra ruta seguía hacia la comunidad indígena de Mocagua donde hay un santuario de monos pero había escuchado sobre otra comunidad, mucho más grande y con más vida en Amacayacu. Reorganizamos los planes y pusimos rumbo a la comunidad.
Comunidad Indígena
San Martín de Amacayacu
Normalmente hay que hacer un trekking a través de la selva para llegar aquí desde Puerto Nariño. Como nuestro plan era ir a Mocagua (que hay que llegar en bote) pero habíamos cambiado de opinión y ya estaba el patrón del bote esperándonos, fuimos finalmente por el río hacia San Martín.
¿Qué es mejor? Pues no lo sé. El trekking caminando lo haces en unas 2,5h o 3h y la aventura dentro de la selva siempre está asegurada. El paseo en bote tiene la belleza del río Amazonas y la del río Amacayacu. Éste último además está casi sin agua a finales de agosto y de vez en cuando pillas un tronco o directamente el fondo del río y el bote hace el intento de encallar. De hecho, me han dicho que después de irme, el agua bajó más y alguna vez tuvieron que bajarse a empujar el bote por este río. Una aventura también 😀
La comunidad
Nada más llegar a la comunidad, se ven niños bañándose y jugando en el río. La primera impresión que podemos tener es que están bañándose en el fango pero el agua no está en realidad sucia. Cuando llegamos nos espera nuestro coordinador en la comunidad y nos explica un poco sobre su historia y fundación.
La comunidad San Martín de Amacayacu es de etnia Tikuna y es fruto del agrupamiento de varias comunidades que estaban asentadas en parte del territorio amazónico colombiano. Viven unas 70 familias que conforman un total de 600 personas. Con este agrupamiento que el gobierno colombiano ofreció, se mejoraron los servicios esenciales como la salud y la educación.
Las familias se dividen en clanes que a su vez llevan el nombre de un animal. Es muy curioso porque las casas están pintadas con dibujos chulísimos y se incluyen los animales de la familia que vive dentro.
Las familias se componen por un animal terrestre y otro aéreo y los descendientes, reciben el animal del padre. No pueden casarse dos animales del mismo medio. Si eres colibrí no podrás casarte con un buitre, tendrás que buscarte un tigre o una leona por ejemplo. La explicación es que la sangre de los antepasados pueden ser familia dentro de la misma clase de animal.
Abastecimiento
El agua del que disponen proviene de la lluvia. En épocas secas (esto puede ser a partir de finales de agosto) el agua escasea y te pedirán que te bañes (que te “duches”) en el río porque hay poca agua. Si aun así quieres una ducha, no te preocupes que te la ofrecerán.
Tienen electricidad que se genera por placas solares pero hay muy pocas horas de luz (de 18:00h a 22:0hh). A las 10 en punto de la noche se produce un apagón y la comunidad queda totalmente a oscuras. Hasta esa hora, se puede ver en las casas (que no tienen puerta) mucha gente viendo la tele. El que no tiene tele aprovecha y se va a casa del vecino a ver la película. El problema es que a las diez la película acaba sí o sí.
Solo hay un lugar con wifi (que yo sepa) y en el tramo horario con electricidad, puedes ver a mucha juventud de la comunidad con su móvil en silencio en medio de la oscuridad.
Fútbol femenino
Tras la ruta de reconocimiento y el almuerzo teníamos tiempo libre. Estando en las hamacas de la cabaña vimos pasar a varias chicas que llevaban una equipación de fútbol y un balón. Les preguntamos si había partido y efectivamente, había partido.
Como teníamos tiempo libre, fuimos a ver el fútbol.
No sabría decir cuánto medía el campo de fútbol pero era inmenso. Jugaban 12 contra 12 y más tarde tuvimos la ocasión de hablar con varias de ellas. Nos explicaron que tenían una liga de fútbol femenino donde participaban equipos de las comunidades de alrededor y Puerto Nariño. A la semana siguiente, iban a jugar contra Puerto Nariño y estaban muy ilusionadas.
Tengo que decir que a pesar del gran machismo que se puede apreciar en Colombia, esta zona que podría parecer a priori menos educada en muchos aspectos, es mucho más rica que la zona más rica del mundo en muchos sentidos.
No duramos mucho allí. El sol es abrasador en el Amazonas. La zona de Leticia y Puerto Nariño están muy cerca de la línea del Ecuador por lo que más vale que te lleves protección solar. Lo más recomendable es llevar ropa larga tanto arriba como abajo y una gorra o sombrero. Irás chorreando de sudor (literalmente, empapado) todo el día pero te ahorrarás picaduras de insectos y quemarte por el sol.
Actividades
Por la tarde realizamos un taller de pintura y otro de pulseras. Todo con material natural y fibras de plantas del amazonas. Está guay aprender de dónde sacan todos los colores. Igual que en Marruecos utilizan las grandes balsas de tintes, aquí todo viene de estrujar hojas directamente pintan con el fruto.
Por la noche también se puede hacer expedición nocturna aunque yo no la hice. Aquí fue donde conocimos a las mujeres del equipo femenino y nos tomamos unas cervezas con ellas. Hasta las 22:00h, claro.
Si te quedas más días, puedes realizar miles de actividades realmente interesantes con la comunidad. Una compañera colombiana que venía en el grupo se quedó allí como un mes más y estuvo fabricando el techo que usan para las cabañas donde viven, hizo labores de agricultura y en general, vivió el día a día durante bastante tiempo.
Prometí volver a San Martín de Amacayacu para realizar un proyecto musical de una semana con los niños.
Por la mañana salí tempranísimo en bote hacia la desembocadura del Amazonas donde me recogía la lancha rápida que venía iba a Puerto Nariño. Mi aventura en el pulmón del mundo se acababa pero de nuevo me esperaba la auténtica Locombia, el descontrol: Cartagena de Indias.
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